jueves, 30 de agosto de 2012

CONTROL DE ESTABILIDAD

El control de estabilidad intenta corregir el subviraje y sobreviraje del vehículo, limitando la potencia del motor y frenando las ruedas que sean precisas para ello.
El control de estabilidad, más conocido como ESP, abreviatura de Programa Electrónico de Estabilidad, ha cobrado una importancia vital en los últimos años en lo que refiere a seguridad, llegando a ser un elemento imprescindible para muchos conductores cuando se trata de adquirir un nuevo vehículo.
Un charco o un obstáculo en la carretera, o una curva que se cierra más de lo que habíamos previsto, pueden provocar en nuestro coche subviraje o sobreviraje, efectos que el control de estabilidad tratará de mitigar.

  Para ello, deberemos circular a una velocidad no excesiva, y que los neumáticos tengan cierta adherencia sobre el asfalto. Así, situaciones como el aquaplaning o una entrada en curva excesivamente fuerte, no podrán corregidos por el control de estabilidad.

Mediante unos sensores que toman magnitudes como el ángulo de giro o la velocidad del vehículo, entre otros, la centralita del vehículo recibe valores que le permiten calcular a su vez otros que no se pueden medir directamente. A partir de estos valores, la centralita decide que hacer para corregir la inesperada reacción que ha tenido el vehículo.
Así, en el caso del sobreviraje, el control de estabilidad provocará que el coche deje de girar excesivamente. Para ello, se limita la potencia del motor al mismo tiempo que se frena la rueda delantera del exterior de la curva. Esto se consigue mediante el generador hidráulico, que da la presión de frenado aunque el conductor no pise el freno, y el modulador hidráulico, que envía esta presión a la rueda necesaria.
Con el subviraje, el planteamiento es muy similar, con una limitación de potencia también en el motor. Lo que cambia en esta ocasión es la rueda que es frenada, y dependiendo del fabricante del control de estabilidad, nos encontramos con diferentes casos. Todos ellos parten de la base de que hay que frenar la rueda trasera del interior de la curva, y algunos fabricantes añaden a la vez la frenada de la rueda delantera de ese mismo lado, y otros, incluso añaden a estas dos ruedas la trasera que queda por frenar.
Por último, citar que aunque en los últimos años el número de vehículos que incluyen el control de estabilidad ha ido en aumento, todavía son muchos los que lo reservan a la lista de opciones, con un precio que suele oscilar entre los 400 y 600 euros. Se habla de que en un futuro no muy lejano podrían sufrir una rebaja, ya que se destinarían ayudas a la inclusión de elementos tan importantes 

de cara a la seguridad como el control de estabilidad.






No hay comentarios:

Publicar un comentario